“El open banking cambia las reglas del juego para los servicios financieros. A medida que aparecen nuevas piezas de una infraestructura tecnológica más moderna y flexible, las empresas fintech disruptivas y las instituciones financieras con una estrategia clara asoman la cabeza con iniciativas open banking innovadoras y rentables”. Con esta claridad y rotundidad se expresa en sus primeros compases una reputada firma del sector, Fiserv, en uno de sus últimos whitepapers, titulado Open Banking: empieza ahora y muévete rápido.
A lo largo de un poco más de una decena de páginas con numerosas referencias, este documento aborda la realidad de la “banca abierta” a nivel mundial, con las diferentes propuestas que se están dando en determinadas geografías, y aporta claves competitivas para sobrevivir en este nuevo entorno.
El informe asegura que los bancos “todavía” tienen la llave de la confianza del cliente, advierte que las fintechs están moviendo las fichas para convertirse en bancos ellas mismas, y anima a los grandes players a compartir con los nuevos agentes ese espacio, como pasaporte para “participar en la creciente migración de servicios financieros desde los canales tradicionales, para fabricar las vidas de los clientes”.
Este cruce entre los movimientos de las fintech y la respuesta ágil de algunos grandes bancos ha provocado un contexto de alta competitividad, y cita al banco español BBVA como caso de éxito a partir de su acuerdo con Wise para ofrecer banca digital para pequeños negocios a partir de la BBVA Open Platform.
Esa competitividad también tiene su impacto directo en los presupuestos tecnológicos de algunos de los nombres más reconocidos del mercado, que llegan a cifras que pueden resultar mareantes: 11.400 millones de dólares en el caso de JP Morgan Chase, 10.000 millones para el Bank of America, 9.000 millones en Wells Fargo y “apenas” 8.000 millones si tomamos nota de las inversiones de Citigroup, según datos proporcionados por Business Insider en marzo del año pasado.
El camino dista de ser fácil para nadie. Mientras que muchas instituciones financieras “están ansiosas por experimentar los beneficios de ser más abiertas, es importante anotar que la respuesta no es tan simple como abrir las compuertas de los datos”. De hecho, señalan sus autores, tomar un mal camino a la hora de compartir los datos y desarrollar una implementación pobre, puede llevar a “enredos” a la hora de integrar la información, además de abrir agujeros de seguridad y hacer retroceder a una institución en lugar de impulsarla hacia delante.
Las últimas oleadas de desarrollo tecnológico se orientan a los cuatro principios de diseño identificados por Celent en De retados a retadores: convirtiéndose en un Banco del Siglo XXI en un Mundo de Banca Abierta. Estos cuatro principios son: API first, cloud native, open data model y real time 24x7x365. Que, traducidos y ampliados, son:
La prioridad ha de estar en generar y alimentar APIs que permitan el intercambio, exportación e importación de datos con otros players
De manera nativa, toda la información y los datos han de estar en la nube.
No hay modelo de negocio viable si no parte del aprovechamiento de las oportunidades de compartir los datos.
El funcionamiento ha de ser en tiempo real, las 24 horas del día, los 7 días de la semana, los 365 días del año.
Si esos principios se cumplen, “las instituciones financieras están empoderadas como nunca antes lo han estado para transformar la experiencia de cliente y ayudar a la gente a hacer banca de la forma en la que quieren hacer banca”.
Dicho esto, es lógico entonces fijarnos en cómo es el cliente de hoy. Es decir, el cliente millenial y especialmente el Gen Z, que por si alguien no lo sabe, “se predice que será la generación más emprendedora” de la Historia. Las preguntas que realmente se debe hacer el sector son: ¿qué problemas pueden resolver dentro de unos años los proveedores de servicios financieros? ¿Cómo emergerán las nuevas marcas para tomar nota de las nuevas necesidades? ¿Qué bancos o fintech serán conocidas por hacer prosperar a los micronegocios? ¿Cuáles crearán niveles de personalización sin precedentes y serán reconocidos como “el banco que te conoce”?
Y ya que hablamos de banca, parece inevitable la gran pregunta: vale, bien, ¿pero dónde está el dinero? El whitepaper proyecta algunos escenarios viables, partiendo del uso de la tecnología para acelerar la transformación digital y crear experiencias de cliente diferenciadoras, lo que incrementará las relaciones, el retorno y la retención de clientes.
Un ejemplo de ingresos recurrentes estaría en el cobro de fees a terceras partes basadas en el volumen o el tipo de datos que consumen, el número de veces que hacen peticiones para obtener esos datos, o el número de transacciones completadas mediante una interfaz. Otra vía de generación de ingresos, aventura el informe, será el desarrollo y venta de nuevos sistemas de innovación a través de marketplaces abiertos.
Por último, “la clave para ganar” en este mercado será “pensar como un capitalista de riesgo” (venture capitalist): “las estrategias de open banking permiten a las instituciones financieras ser creativas y diferenciarse, de la misma forma que un capitalista de riesgo identifica un problema y entonces dedica recursos a resolverlo de una forma que no se ha visto nunca antes en el mercado”.
Así son las nuevas reglas del mercado bancario para quien de veras quiera “ser grande”. Empiecen donde empiecen los bancos su partida open, deben enfocarse en la diferenciación, en tener un impacto positivo en la experiencia del consumidor, y en alinearse con socios tecnológicos que ofrezcan tanto apoyo táctico y estratégico como sea necesario.