Fintech se benefició con, pero no por, la pandemia

GDS Modellica
15/09/2022
En numerosas ocasiones se ha planteado que determinados mercados han salido beneficiados con motivo de la pandemia, en el sentido de que esta supuso un vector de aceleración de ciertos procesos de transformación que ya se venían dando con anterioridad. En este sentido, las medidas adoptadas para tratar de contener las escaladas de contagios fueron un incentivo, no solicitado ni deseado, pero determinante, para traer al tablero de juego realidades que de otra forma habrían tardado lustros o décadas en materializarse.

En nuestro último artículo echamos mano del resumen ejecutivo del Estudio global de impacto y resiliencia de la industria y el mercado Fintech frente a Covid-19, del Foro Económico Mundial (WEF); y hoy nos detenemos, por su relevancia, en el bloque que dedica el informe al impacto directo de los confinamientos sobre la economía Fintech, y también de las “medidas de alivio” que una u otra forma fueron adoptadas en la mayoría de países del mundo. El estudio combinado de ambos grupos de indicadores permite ratificar que la pandemia fue un acelerador, pero no hubo como tal una disrupción. Es decir, el mercado Fintech se benefició “con” la COVID-19, pero no “por”, o al menos no en una relación directa.

En aquellos países con unas medidas de lockdown menos estrictas, la industria Fintech creció un 30% más en el año 2020 que en el año 2019, al obtener un valor de transacciones de 32.000 millones de dólares, frente a los 25.000 del ejercicio previo. Esas cifras se quedan pequeñas en comparación con las obtenidas en los países con unas medidas de lockdown de nivel medio, donde la subida fue de 41.000 millones a 75.000 millones, lo que en términos relativos supone un incremento de un 81%. Y donde esas medidas fueron más estrictas, que fue en la mayoría de países del mundo, el incremento relativo es comparativamente menor (66%), pero en términos brutos el crecimiento fue incontestable: se pasó de 288.000 millones en 2019 a 478.000 millones en 2020.

Esos datos así presentados contienen dos false friends que es necesario identificar para no quedarnos con impresiones erróneas. El primero sería pensar que, por el volumen previo de transacciones en 2019, las mayores restricciones se aplicaron en los países que tenían desarrollado un ecosistema Fintech más fuerte: 25.000 millones para las menos estrictas, 41.000 millones para las intermedias, 288.000 millones para las más estrictas. No es así. Simplemente se trata de que la mayoría de países del mundo aplicaron las medidas más estrictas, y por tanto concitan también la mayor parte del conjunto de transacciones del mundo fintech.
El segundo false friend es que el ecosistema debería estar agradecido a las medidas lockdown. Nada más lejos de la realidad: los incrementos en facturación y beneficios entre los tres bloques de países son prácticamente parejos. 22% y 27% respectivamente en los países con medidas menos duras; 24% y 30% en el caso de los países con medidas intermedias; 25% y 32% en el caso de los países más estrictos. Es decir, aquellas ubicaciones con políticas más duras sí vieron un incremento ligeramente mayor de sus industrias Fintech, pero no de forma tan relevante ni tan definitoria que se pueda establecer una relación directa. Una vez más, la situación se revela como un coadyuvante, no como un factor decisivo. Aceleró, pero desde luego no originó.

Sí se percibe más el impacto de las medidas en el incremento de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo: mientras las Fintech en jurisdicciones con medidas más estrictas crecieron un 14% en este indicador, las relativas a las de las medidas más laxas crecieron solo un 6%; eso, a pesar de que el volumen de transacciones fallidas fue significativamente mayor en los entornos de mayores restricciones (8%) frente a los que sufrieron menos (1%). Es decir, a pesar de hacer frente a entornos aparentemente más vulnerables e inciertos, las verticales Fintech generaron más riqueza en los entornos con mayor volumen de restricciones.

En todo caso, la aceleración de los cambios que pudieron beneficiar al ecosistema Fintech de alguna forma está compensada por la participación de dicha industria en las medidas de apoyo de los gobiernos. Los datos disponibles a fecha actual son significativamente mayores que los estimados en un principio (Evaluación rápida del propio WEF en el año 2020), hasta el punto de que 1 de cada 5 empresas del sector fueron agentes activos en hacer llegar estas medidas tanto a pymes como a particulares. Las firmas de pagos digitales, préstamos digitales e insurtech fueron las que con mayor empeño participaron en hacer llegar estas medidas de apoyo.

Resulta significativo también que tres cuartas partes de las empresas participantes en estos procesos aseguran que tuvieron que ajustar parte de sus productos o procesos, en particular los relativos a precios y criterios de calificación; y que dichos cambios fueron para bien en la mayoría de los casos, ya que casi 6 de cada 10 compañías afirman que les permitieron obtener mayores ganancias. Y de forma generalizada, todas las empresas que participaron en los procesos para facilitar estas medidas gubernamentales tuvieron mejores registros que sus competidoras que no formaron parte de estas operaciones.

Todos estos apuntes, que no son más que el resumen de un par de capítulos de los 51 de los que consta el informe del WEF (más 14 apéndices), son los que permiten ratificar lo que tantas veces hemos tratado desde esta página: la pandemia ha sido un vector de aceleración de cambios que, en todo caso, ya se estaban produciendo en la sociedad y en la economía. Siendo así, y a pesar de que nadie en su sano juicio podría sentir regocijo por esta relación, permite al menos el consuelo de confirmar que, incluso en los peores momentos, hay que saber ver las oportunidades y apostar por ellas.
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