La IA como ejemplo de “nueva normalidad” a través de múltiples definiciones

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El empleo del término Inteligencia Artificial (IA) aplicado a la banca se ha convertido en los últimos años en un must, algo con lo que sí o sí hay que jugar si se quiere estar al día en lo relativo a evolución y disrupción en el sector. Tal es así, que la búsqueda en inglés en Google de la voz “artificial intelligence banking” (sin comillas), devuelve la friolera de 121 millones de resultados.

  Hemos querido hacer un alto en el camino, aprovechando esta ya postrer etapa del verano de 2021, para tomar nota de qué se entiende por Inteligencia Artificial en alguna de las webs de referencia para comprender en su totalidad el fenómeno. Un ejercicio interesante para contrastar términos y enfoques utilizados a la hora de analizar este concepto.
Una primera aproximación universal la tenemos de mano de la afamada enciclopedia Britannica, que define la IA como “la capacidad de una computadora o un robot controlado por computadora para realizar tareas comúnmente asociadas con seres inteligentes”. Según esta fuente, el término se aplica frecuentemente al proyecto de “desarrollar sistemas dotados de los procesos intelectuales característicos de los humanos, como la capacidad de razonar, descubrir significados, generalizar o aprender de experiencias pasadas”.

En esta enciclopedia se aborda el desarrollo de la tecnología digital desde la década de 1940, y el salto tradicional entre la realización de tareas “muy complejas” y la “flexibilidad humana” en dominios más amplios o en tareas que requieren mucho conocimiento diario. Sin embargo, existen algunos programas que “han alcanzado los niveles de desempeño de humanos expertos y profesionales en la realización de determinadas tareas específicas”, por lo que cabe hablar de IA especializada en áreas tan diversas como el diagnóstico médico , informático.motores de búsqueda y reconocimiento de voz o escritura a mano.
Es muy interesante la referencia en la web de una de las empresas referencia del salto tecnológico de la segunda mitad del siglo XX: IBM. En su definición de Inteligencia Artificial hacen referencia a tres momentos cumbre que han ayudado a consolidar el vocablo. En primer lugar, echa mano de un documento de 2004 cuya autoría corresponde a John McCarthy, y que define la IA como “la ciencia y la ingeniería de hacer máquinas inteligentes, especialmente programas de computadora inteligentes. Está relacionado con la tarea similar de usar computadoras para comprender la inteligencia humana, pero la IA no tiene que limitarse a métodos que son biológicamente observables”.
Pero al igual que esta compañía tiene unos orígenes que se remontan a 1880, su “historia” de la IA incluye a uno de los precursores de la informática moderna: Alan Turing. En su paper ‘Computing Machinery and Intelligence” (1950), Turing se preguntaba si las máquinas pueden pensar; y ofrecía en él el ahora conocido como Test de Turing, en el que un interrogador humano intentaría distinguir entre una computadora y una respuesta de texto humana. Además, al hablar de IA debemos hacernos eco también, según IBM, del libro de 1995 ‘Inteligencia artficial: un enfoque moderno’, de los autores Stuart Russell y Peter Norvig. En él, profundizan en cuatro posibles objetivos o definiciones de IA, que diferencian los sistemas informáticos en base a la racionalidad y el pensamiento frente a la actuación.
Una de las definiciones mejor posicionadas en la web es la correspondiente al agregador de ofertas de trabajo netamente digitales y en remoto Builtin. No importa tanto por la definición per se como su desarrollo. Según el portal, la IA “es una amplia rama de la informática que se ocupa de la construcción de máquinas inteligentes capaces de realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana”. Hasta ahí, nada esencialmente novedoso. Sin embargo Builtin también establece “los cuatro tipos” de Inteligencia Artificial, a los que denomina: a) máquinas reactivas; b) memoria limitada; c) teoría de la mente; y d) autoconciencia o conciencia de uno mismo. Además, menciona varios ejemplos de Inteligencia Artificial como: Siri, Alexa y otros asistentes inteligentes; automóviles autónomos; robo-asesores; bots conversacionales; filtros de correo no deseado; o el apartado de recomendaciones de Netflix.

  Es inevitable en un post como este tomar nota de la definición en la enciclopedia abierta de Internet, Wikipedia. En su entrada en inglés (generalmente más completas que las que se pueden encontrar en español), se habla de la IA como “la inteligencia demostrada por máquinas, a diferencia de la inteligencia natural mostrada por humanos o animales”. Según la Wikipedia, los principales libros de texto de IA definen el campo como el estudio de los “agentes inteligentes”, es decir, “cualquier sistema que perciba su entorno y realice acciones que maximicen sus posibilidades de lograr sus objetivos”. La descripción de máquinas que imitan las funciones cognitivas asociadas con la mente humana, como aprender o resolver problemas, forman parte de “algunos relatos populares”, según esta definición.  

En esta entrada de la enciclopedia abierta, llama la atención la afirmación de que la IA “se fundó como disciplina académica en 1956”, así como el resumen que efectúa sobre su evolución desde entonces: “en los años posteriores, ha experimentado varias oleadas de optimismo, seguidas de la decepción y la pérdida de fondos (conocido como “invierno de la IA”), seguido de nuevos enfoques, éxito y financiación renovada. La investigación de la IA ha probado y descartado muchos enfoques diferentes durante su vida, incluida la simulación del cerebro, el modelado de la resolución de problemas humanos, la lógica formal, grandes bases de datos de conocimiento y la imitación del comportamiento animal. En las primeras décadas del siglo XXI, el aprendizaje automático estadístico altamente matemático ha dominado el campo, y esta técnica ha demostrado ser muy exitosa, ayudando a resolver muchos problemas desafiantes en la industria y el mundo académico”.
Para terminar con este breve repaso a la literatura en torno a la IA, podemos echar un vistazo a dos de las principales consultoras de nuestros tiempos. Para Deloitte, “la IA se refiere a un amplio campo de la ciencia que abarca no solo la informática, sino también la psicología, la filosofía, la lingüística y otras áreas”. La misión de la IA sería “hacer que las computadoras realicen tareas que normalmente requerirían inteligencia humana”. Dicho lo cual, asegura su artículo al respecto, “hay muchos puntos de vista sobre la IA y existen muchas definiciones”. Por su parte, Accenture asegura que “la inteligencia artificial es una constelación de muchas tecnologías diferentes que trabajan juntas para permitir que las máquinas sientan, comprendan, actúen y aprendan con niveles de inteligencia similares a los humanos”. Tal vez por eso, agrega, “parece que la definición de inteligencia artificial de todos es diferente: la inteligencia artificial no es solo una cosa”. Y añade otro elemento de valor, la diferenciación entre la IA “estrecha” o “débil”, y la que se puede considerar “general” o “fuerte”.

  Como vemos, se trata no solo de una disciplina con una creciente pujanza en sectores tan estratégicos como el financiero, sino de un elemento de conocimiento vivo y sobre el que se aplican cientos de posibles definiciones, deudor tanto de brillantes pioneros como Alan Turing, como de estudiosos y analistas recientes que abordan el fenómeno desde una importante multiplicidad de puntos de vista. Así es la Inteligencia Artificial, una “nueva normalidad” que ha llegado para quedarse.
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