A lo largo de los últimos meses hemos venido viendo en esta misma página las dos velocidades a las que se desarrolla el Open Banking. Por un lado, una apuesta permanente de todos los
players llamados a participar en el fenómeno, independientemente de su tamaño, independientemente de su grado de innovación, independientemente de su vinculación tecnológica. Pero, por otro lado, una conciencia también constante sobre la falta de preparación del mercado. En ambos casos, si algo se da por descontado en el sector es que, en el momento en que se produzca “la ola” de la banca abierta, no habrá vuelta atrás y será a un ritmo elevado.
Un informe reciente de Accenture, titulado precisamente
Tomando la ola del Open Banking, vuelve a incidir en ello, advirtiendo de que se avecina una ola de cambios a medida que las iniciativas y regulaciones maduren. Estamos a las puertas de la creación de una economía que ya ni siquiera será financiera (ni mucho menos bancaria), sino una economía de “datos abiertos” con implicaciones financieras para los usuarios y clientes. “La
superaplicación estará aquí antes de lo que se cree”, anuncian sus autores.
¿Qué es la
superaplicación? Según descripción de la propia consultora, es una plataforma o ecosistema de aplicaciones que “lo hace todo, o casi”. En la mayoría de los casos, se trata de un mercado masivo de ofertas que vienen habilitadas por la participación de tres componentes: uno, tecnología digital; dos, una gran cantidad de datos; y tres, una amplia gama de integraciones de terceros. Como ejemplo se cita a WeChat y Alipay como primeros ejemplos, pero contamos también con firmas como PayPal y Klarna, que también están tomando medidas para crear ecosistemas. Entre las funciones que incluirán, contaremos con pagos móviles, compras, inversiones, ahorros, presupuestos y capacidades de cifrado.