La
inteligencia artificial (IA) y la
cadena de bloques (blockchain) son dos de las tecnologías más transformadoras y disruptivas de nuestro tiempo. Como ya hemos comentado con anterioridad en esta misma página, la pandemia COVID-19 ha significado una aceleración de la transición que ya veníamos viviendo hacia una sociedad cada vez más digital. En ese tránsito, tecnologías como las mencionadas no solo forman una parte inherente a la propia evolución que nos espera, sino que además
se consideran factores clave en dos aspectos: por un lado, una recuperación que aúne
resiliencia y sostenibilidad; por otro lado, algo que desde la “piel de toro” deberíamos celebrar: la
soberanía tecnológica de Europa.
Así lo estima al menos la vicepresidenta del Banco Europeo de Inversión (IEB, por sus siglas en inglés),
Teresa Czerwińska, en la introducción del
informe realizado en colaboración con la consultora Oliver Wyman, fechado en julio de 2021 pero relanzado por la institución este mismo verano. El informe se basa en una
encuesta realizada a 100 startups especializadas en IA y blockchain, con sede en el Viejo Continente, y reforzada con 18 entrevistas en profundidad con dichas empresas, más otras 19 con agentes del mercado financiero.
Las principales economías del mundo están compitiendo para tomar la delantera en el desarrollo y despliegue de tecnologías de IA y blockchain, asegura el informe. “
Europa, a pesar de su excelencia científica, se está quedando atrás, especialmente en el frente financiero, donde solo aportamos el 7% de las inversiones anuales de capital global en estas tecnologías”. Es decir, de cada 100 euros/dólares puestos en el mercado de inversiones para ser competitivos en estas materias, solo 7 proceden del contexto europeo.
Así pues, no es de extrañar que Czerwińska reclame “más poder de fuego” para las nuevas empresas emergentes, con el afán de competir a nivel global, además de infundir confianza y convicción entre los inversores,
si es que de verdad Europa se plantea ser en algún momento un “campeón tecnológico”. No obstante, la financiación no es el único objetivo, porque en sí misma es insuficiente: “también necesitamos fortalecer y conectar aún más nuestros ecosistemas para que podamos traducir ideas brillantes en valor comercial mejor y más rápido”.
El informe aborda diversos elementos que actúan como
cuello de botella en el acceso a la financiación, divididos en tres capítulos: el
suministro, la
infraestructura de mercado y la
demanda. Del primer apartado, se detectan tres cuellos de botella: la disponibilidad limtada de fondos de capital riesgo e inversiones privadas; la limitada especialización de los fondos de capital europeos en lo tocante a IA y blockchain; y el apetito limitado para invertir en estas tecnologías debido a las altas necesidades de inversión inicial, y a la falta de conocimiento y poca visibilidad de las aplicaciones comerciales.