La actividad crediticia desempeña un papel fundamental en la economía. Los préstamos bancarios permiten el flujo de capital necesario para el crecimiento empresarial, la inversión y el consumo. Además, impulsan la creación de empleo y estimulan la actividad económica en general. Es por ello que la disponibilidad y las condiciones de los préstamos tienen un impacto directo en la dinámica económica de cada país o región.
Es un asunto al que no nos cansamos de referirnos, ya que continuamente podemos echar el lazo a indicadores específicos en esta materia. Uno de los más relevantes de publicación reciente es el
pronóstico bancario de la reconocida consultora EY, perteneciente al grupo de las denominadas
Big Four. Estos indicadores proporcionan una visión actualizada de la situación económica y crediticia en la eurozona. El análisis de estos datos no solo nos brinda la oportunidad de comprender mejor cómo los préstamos y la demanda crediticia impactan en la economía en general, sino que también es una herramienta que nos ayuda a evaluar los desafíos y las oportunidades que enfrenta el sector bancario en un entorno cambiante.
Incidencia de la morosidad en España
El pronóstico de EY sobre la actividad crediticia en la eurozona proyecta un crecimiento moderado de los préstamos bancarios en los próximos años. Según el informe, se espera un aumento del 2.1% en 2023 y del 1.7% en 2024. No obstante, y como cabe esperar, se dan diferencias significativas entre los países de la eurozona.
En el caso de la economía alemana, se pronostica una desaceleración en el crecimiento de los préstamos, principalmente debido al bajo crecimiento del PIB y al impacto de las tasas de interés crecientes en el mercado inmobiliario. Por otro lado, se cree que los bancos españoles experimentarán una contracción en los préstamos, con una disminución del 1.2% en 2023, con el lastre de un inicio débil en el año, y de otros factores económicos internos.
El pronóstico también destaca que se producirá un aumento en lo relativo a tasas de morosidad en la eurozona, que se considera “ligero” pero tendrá una especial incidencia en los mercados español e italiano, debido al alto volumen de hipotecas a tipo variable en estos países. Estas tendencias reflejan los desafíos que enfrentan los bancos en el entorno económico actual, marcado por altas tasas de interés y una inflación persistente.